«No hace falta conocer el peligro para tener miedo. Los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.»

Alejandro Dumas

El corazón se acelera. Empieza a costarte respirar. Sudoración en manos y axilas. Sequedad bucal. Ansiedad. Necesidad de salir huyendo. Tu corazón chilla: «¡No!». Te sientes torpe y balbuceas en lugar de hablar. Si has sentido alguno de estos síntomas cuando te han ofrecido oportunidad de presentar tu idea o proyecto, ya sabes lo que es experimentar miedo escénico.

El miedo escénico es una reacción de ansiedad que se da ante una situación social que conlleva que la persona se exponga ante un público (presentar en un escenario, realizar un pitch, cantar, etc.). Aunque en su forma limitante afecta solo a un 1% (personas que incluso evitan salir a la calle para no interactuar socialmente), un 90% de la población experimenta síntomas menores. En muchas ocasiones, este miedo se genera incluso cuando fantaseamos o visualizamos la situación a la que nos vamos a exponer. Sus síntomas suelen ser,

  • A nivel físico: sensación de ahogo o dificultad para respirar, temblores, taquicardia, sudoración, mareos, náuseas, diarreas, frecuentes ganas de orinar, enrojecimiento facial, fuerte dolor de cabeza, tensión muscular, boca seca, etc.
  • A nivel psicológico: dispersión, confusión, dificultad para atender, concentrarse y recordar. Aparición de pensamientos negativos sobre nosotros y nuestra actuación. Miedo al fracaso, a la crítica negativa, a hacer el ridículo o a quedarse en blanco, entre otros. Pensamientos anticipatorios catastróficos sobre lo que va a ocurrir.
  • A nivel conductual: torpeza, volumen de voz bajo, hablar excesivamente rápido, tartamudear, trabarse, quedarse en silencio, intenso deseo de evitar la situación o huir de ella.

Cuando estamos emprendiendo o queremos dar vida a nuestras ideas y proyectos, el miedo escénico puede ser un poderoso limitante. Por ello es clave que podamos entender de donde surge y superarlo.

«Cuando la persona observa su miedo, el miedo empieza a disolverse»

Emilio Carrillo

¿Por qué sentimos miedo escénico?

El miedo escénico suele revelar un pánico a ser rechazado. En la voluntad de aportar valor  y satisfacer las expectativas de la audiencia, solemos sentir temor por los juicios y valoraciones que puedan hacer sobre nosotrxs. También puede ser consecuencia de una experiencia pasada negativa: haberse quedado en blanco, no haber sabido responder una pregunta, haber recibido malas críticas o incluso no haber sido seleccionado en un concurso de pitching.

También es una reacción ante una situación que no es habitual: estar expuestos en un escenario ante la mirada de un grupo de personas. Ser el centro de atención. Esto puede hacernos sentir como una gacela observada por una manada de leones. Y la reacción de nuestro cerebro reptiliano es poner el cuerpo tenso, en alerta y activar todos los mecanismos de defensa ante situaciones de peligro.

Finalmente, el miedo escénico puede revelar un temor a fracasar. Si la charla, pitch o presentación que vas a realizar es muy importante para ti, a veces nuestra autoexigencia hace que nos imaginemos todo lo malo que puede ocurrir. O que si algo no va según lo previsto, nos empezemos a contar que «todo va a salir mal».

¿Cómo puede evitar el miedo escénico?

Una noticia buena: Se puede superar. Artistas famosos como Adele, Scarlett Johansson, Joaquóin Sabina, Hugh Grant, etc. han sufrido miedo escénico y eso no les impide subirse a un escenario y compartir su talento. Por tanto, tú también lo puedes superar.

Una mala noticia: no desaparece por arte de magia. De hecho, yo mismo lo padecía. Aún recuerdo cuando tuve que hacer el discurso de fin de curso en mi instituto. Yo, con mi problema de dicción. Yo, con mi apariencia fofisana. Yo, con mi hipersudoración cuando el ritmo cardíaco se acelera. Y logré hacerlo. Y me apunté a un grupo de teatro. Y luego a formarme en oratoria. Y hoy disfruto presentando eventos, hablando en público, haciendo entrevistas, etc. Y sin embargo, sigo sintiendo nervios antes de salir al «escenario», ya sea real o virtual (FacebookLive, Instagram Direct, videoconferencia, etc.). Y en cierta manera, creo que esos nervios son positivos. Me recuerdan que he de intentar hacerlo bien. Que es una oportunidad de compartir valor. Y me mantienen alerta para ser capaz de improvisar, de estar atento a las reacciones de la audiencia, de corregir errores que cometa «en directo», etc.  Por tanto, mi recomendación es que no trates de eliminar el miedo. Trata de crecer gracias a él y transformarlo en algo que te aporte en positivo.

Si en tu caso eres del 1% que el miedo escénico le genera transtornos graves (no poder llevar a cabo tu actividad profesional, no querer salir a la calle, etc.), mi recomendación es que acudas a una persona experta en psicología. Si ese no es tu caso y quieres superar el miedo escénico para realizar un pitch ante inversores, o una presentación a clientes,o preparar una formación para la universidad, dar una charla en un auditorio, etc. te recomiendo lo siguiente:

  • Práctica y genera experiencias que mejoren tus habilidades de comunicar en público. Gana más confianza en ti. En mi caso me apunté al grupo de teatro para afrontar mi miedo escénico. Y luego seguí  formándome en el arte de presentar en público para mejorar mi capacidad de improvisación. Es como un piloto de avión: se entrena en un simulador de vuelo antes de tomar los mandos de un avión real.
  • Trabaja en tu comunicación. Dicen que Steve Jobs dedicaba unas 4 horas por cada minuto de presentación. Para reducir el miedo escénico es mejor evitar jugárselo todo a la improvisación. Investiga sobre tu audiencia para determinar sus necesidades, refina la idea que vas a compartir con ellxs para que sea de su interés (y útil), estructura tu mensaje, prepara las ayudas visuales, ensaya tu presentación ante personas que puedan proveerte de un feedback útil para mejorar, etc.
  • Acude con tiempo a tu presentación. Si es en un lugar físico, acude (si se puede) con una hora de antelación. Eso te permitirá familiarizarte con el lugar, el escenario, comprobar que los elementos técnicos funcionan (proyector, etc.), verificar que tu presentación/vídeos se visualizan y escuchan bien, etc. E incluso te permitirá interactuar con parte de la audiencia. Siempre es más confortable comunicar ante una persona que conoces que ante un desconocido. En el caso de una presentación online, prepara el espacio, los materiales, etc. con unos 30 minutos de antelación para que todo esté en orden cuando se inicie la transmisión.
  • Visualiza en positivo. Hay personas que no creen en esto. A mi me ayuda. Siempre que puedo trato de visitar el espacio de la presentación u obtener una imagen de él. Y durante semanas, días, horas y minutos antes de compartir mi idea/proyecto con la audiencia me visualizo haciéndolo, que todo sale bien, que a la audiencia le encanta y que recibo aplausos y vítores al acabar. Y, por supuesto, que consigo el objetivo por el que estaba hablando en público.
  • Realizar ejercicios de relajación. Desde meditar, ejercicios de respiración, reírse con compañerxs, un ejercicio suave que libere tensión corporal, etc. Por ejemplo, en mi caso, me gusta hacer unos pasos de salsa antes de salir al escenario. Me ayuda a liberar tensión y movilizar el estómago, un punto de nuestro cuerpo donde se suele acumular la tensión.
  • Beber agua. Con precaución de no beberte un litro de agua y que pueda generarte una urgencia fisiológica en mitad de la presentación. El tragar líquido te ayudará a relajarte y también hidratar tu cuerpo, especialmente las cuerdas vocales y tu boca. Así reducirás el riesgo de emitir el típico chasquido de la lengua con el paladar que se genera por un exceso de sequedad bucal.
  • Recordar que el 90% de la audiencia sufre de miedo escénico y quieren escucharte. Si estás hablando en públido ante un grupo de personas es porque valoran que tienes algo positivo a aportarles. Por tanto, si te has esforzado en refinar la idea y lo has hecho pensando en esa audiencia, disfruta del momento. Quien te escucha está atento para recibir algo útil y, además, suele valorar el coraje que demuestras saliendo el ejercicio. Por tanto, más que valorar tu apariencia o cómo lo haces, tu audiencia desea que te salga perfecto y les compartas tu idea/proyecto. Quieren conectar contigo.
  • La perfección no existe. Disfruta de la vida. Por más preparado que lo lleves, por más que hayas realizado perfectamente todo…el hablar en público suele conllevar imprevistos. Por tanto, intenta considerar un plan B para las situaciones clásicas como: el proyector no funciona, el video no se reproduce, hay una persona que quiere interrumpir para formular preguntas, etc. Y con las que no puedas controlar, fluye e improvisa. Por ejemplo, en TEDxEixample tuve oportunidad de entrevistar a Guillem Roma via Instagram Live. Nunca había tenido problemas con la conexión en anteriores directos. Con él sí. Hasta en cuatro ocasiones tuvo que reconectarse. En esos instantes, en que hay centenares de personas siguiendo la entrevista para saber más de otra persona, se trata de fluir e improvisar (sí, porque puedes haber planificado un par de problemas técnicos, no cinco 😉 ). Y el feedback recibido me demostró, una vez más, que en esos casos la audiencia no te juzga. Empatiza contigo.
  • Pedir ayuda. A una persona experta en psicología (en casos de transtornos graves) o a una persona que, como yo, puede ayudarte para que crees tu charla/pitch/presentación y te acompaña compartiendo contigo su conocimiento para lograr que tu disfrutes y tu idea inspire a la acción a los corazones de las personas que estarán en la audiencia.

Estoy a tu disposición (por mail y por Telegram) para ayudarte a superar el miedo escénico y lograr que tus ideas sucedan.

Seguimos!