«Cada mañana tenemos la oportunidad de ser diferentes. Una oportunidad de cambiar. Una oportunidad de ser mejor. Tu pasado es tu pasado. Déjalo ahí. Continúa con la parte futura.» Nicole Williams
Suzy Ross afirmaba que todo proceso de transformación comienza con una necesidad de cambio. Y sí, puede que su palanca sea a través de un trauma, una sorpresa o una intención. Y para sorpresa y trauma el que ha surgido en este primer semestre de 2020.
Puede que hayas perdido tu empleo, que el ERTE te haya dado margen para reflexionar sobre diferentes cosas de tu vida profesional, que la convivencia te haya hecho descubrir a esa persona con la que convives y hayáis decidido iros tú a London y la otra persona a New York. Y que ahora estés planteándote hacer cambios en tu vida.
Sea como sea, tanto si es buscado como si no, la vida es cambio. Y eso conlleva que hay veces que estás arriba y que otras veces estás en la mierda. Y sí, cuando estás abajo, hay dolor. Dice la programación neurolingüística (PNL) que el dolor existe y el sufrimiento es opcional. Todo depende de como afrontes la situación y como vivas el momento. Por ejemplo, mucha gente en el planeta ha vivido un período de confinamiento en sus casas. Eso es un cambio radical y la mayoría hemos experimentado un proceso de duelo y adaptación a la nueva realidad. El dolor estaba allí. Sin embargo, hay personas que lo han vivido como una oportunidad para frenar el ritmo, conectarse consigo mismxs, pasar más tiempo de calidad con las personas que conviven en casa, meditar, etc. Otras lo han vivido como un drama, poniendo el foco en las muertes, el peligro de contagiarse cada vez que salían a la calle, etc. Lo veías en el supermercado. Había gente que arrasaba con los rollos de papel de WC y el desinfectante. Otras compraban de forma más racional y calmada. Mismo dolor, diferente nivel de sufrimiento.
Una de las preguntas que puede haber surgido en esta etapa es la siguiente: ¿debo reinventarme?
«Después de unos minutos más de soñar despierto sobre lo fabulosa que podría llegar a ser, miro el encabezado de mi trabajo: el Plan de Reinvención de Janey. Parece solitario en la parte superior de la página. Probablemente debería agregar algunas viñetas debajo, pero nunca he sido un gran creador de listas.»
J.C. Patrick.
Personalmente creo que siempre estamos reinventandonos. En mi caso porque me gusta aprender a diario y evolucionar, con lo que cuando siento que estoy estancado o no encuentro sentido en lo que hago, empiezo un proceso de muerte en vida que me lleva a hacer cambios. Ese es mi caso. También he conocido personas que no tienen esa necesidad, que se adaptan, abrazan la estabilidad y son felices. Y otras cuyo proceso de reinvención es mucho más largo (o corto) que el mío. Todo está bien. Por eso, lo primero a preguntarte es: ¿Tú quieres reinventarte?
No te dejes llevar por la moda, por la tendencia o por lo que dicen lxs gurús. Reinventarse no es un proceso fácil y conlleva poner a prueba varias cosas,
- El nivel de confianza en ti mismx.
- Descubrir y afrontar creencias limitantes.
- Vencer la voz interior que te compara con personas que, parece, son mejores que tú.Esa voz que te dice que tú no vales nada. El/la autosaboteador/a.
- Superar el síndrome del impostor, que te hace pensar que estás engañando a la gente porque tú no sabes.
- Tu capacidad de resiliencia ante la incertidumbre. Avanzas por caminos que nunca anduviste, hacia algún lugar que nunca viste.
- Conocer tus talentos y potenciar tus habilidades.
- Aprender y pivotar tu plan de reinvención.
- Gestionar (muy) bien tu tiempo.
Sí, quiero reinventarme
Voy a centrarme en la parte profesional, aunque sería fácil adaptar esto a la parte personal.
Lo primero es analizar el punto de partida. No es lo mismo reinventarse si has sido administrativx que si has sido periodista o si has sido director/a general de una empresa. Mirando a tu pasado, pregúntate: ¿Eres una persona de perfil generalista o especialista?
Si eres un perfil generalista serás una persona que has trabajado en áreas que no requieren de unos conocimientos y formación determinadas. Son labores que se aprenden a través de la experiencia y mediante una formación in situ. Por ejemplo profesionales de la limpieza, mozxs de almacén, etc. En estos perfiles se valora los años de experiencia (ahorro en costes de formación) y el precio. Cuánto más barato seas, más opciones de diferenciarte de la competencia.
Si eres un perfil especialista, serás una persona que ha dedicado un tiempo importante en formación, para aprender unos conocimientos y estar habilitadx para ejercer unas funciones que, de otro modo, no se podrían realizar con éxito. O sí, y se ejercen de forma chapucera (y me vienen muchxs políticxs a la mente como ejemplo). En estos perfiles se valoran los estudios, la experiencia, trabajos realizados, etc. Normalmente el mercado está dispuesto a pagar mayores cantidades de dinero por sus servicios.
Dentro de los perfiles especialistas, también incluyo una pregunta más: ¿eres de nicho o transversal? Es decir, puede que todo tu conocimiento y experiencia haya sido como director/a de mantenimiento en una empresa. O como técnicx de comunicación en una empresa en el mismo tipo de mercado. Esto te permitirá ser especialista en ese nicho de mercado. O puede que conozcas diferentes mercados, diferentes departamentos en una organización, hayas desempeñado distintos roles y, por tanto, dispongas de una visión y conocimiento más amplio de las dinámicas y sistemas que operan en una empresa, así como mayor versatilidad para adaptar técnicas y experiencias en diferentes mercados. Y al mismo tiempo, esa transversalidad quizás no te haya permitido profundizar en los detalles de cada especialidad.
Esta reflexión te permitirá determinar, una vez decidas que quieres reinventarte, si en lo que te ilusiona reinventarte es realista o no. Por ejemplo, puedo querer reinventarme a futbolista. Si miro mi punto de partida descartaré esto por muchos motivos, empezando porque soy un paquete jugando al fútbol. O quizás puedo decidir ser cocinero, para lo que necesitaré empezar a formarme, practicar, etc. Y seguramente necesitaré invertir dinero, tiempo y otros recursos, por lo que será necesario que plantee cómo poder pasar de la idea a la acción.
¿Y entonces cómo lo hago?
Antes de decir «a tomar por culo. Voy a montar un chiringuito en la playa» o «me piro al sudeste asiático que se vive con cuatro duros» o cualquier otra reacción impulsiva, te recomiendo que te plantees la técnica del Ikigai.
La palabra Ikigai proviene del japonés y, aunque no tiene una traducción exacta en español, sería algo similar a razón para vivir. . Se compone de los términos “iki” (que hace referencia a la vida) y “kai” (la realización de lo que uno espera o anhela). El origen de este término es muy antiguo, se dice que del período Heian que abarca desde el 795 al 1185. Gai procede de la palabra kai. Así es como se denominaban a las conchas, producto muy valioso en aquella época. La palabra derivó finalmente en ikigai, que significa “valor en la vida”
En mi caso, como en el de muchas otras personas, Ikigai es un término que llegó a mi vida al leer el libro de Albert Miralles y Héctor Garcia . Según los japoneses, todo el mundo tiene un ikigai, un motivo para existir. Algunxs lo han encontrado y son conscientes de su ikigai. Otrxs lo llevan dentro, pero todavía lo están buscando.
Para aplicar esta técnica, se trata de escribir 4 listas. Personalmente a mi me gusta hacerlo mediante post-its o bien empleando aplicaciones como Mural o Google Jamboard.
- Lo que amas hacer. ¿Te gusta bailar? ¿Qué hobbies tienes? ¿Te gusta estar participando de brainstormings? ¿Te gusta presentar eventos? ¿Te gusta ayudar a que el talento de otras personas brille? ¿Amas ayudar a otras personas a salir de algún atolladero? Anota todo aquello que te gusta hacer.
- Lo que eres buenx. ¿Se te da bien la gestión de proyectos? ¿Eres capaz de motivar equipos? ¿Te encuentras como pez en el agua organizando eventos? ¿Tus amigxs hacen la ola cada vez que estás en fogones?
- Lo que el mundo necesita. Para esto necesitarás conocer a tu audiencia, aunque puedes hacerlo de forma genérica pensando en el mundo. ¿Qué problemas o necesidades existen? También puedes inspirarte en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Y trata de pensar en necesidades a corto plazo y a más allá de la situación actual.
- Lo que la gente está dispuesto a pagar. ¿Qué productos y servicios podrías ofrecer por los que la gente podría pagar? Quizás puedes ejercer de mentor/a, consultor/a en comunicación, formador/a, etc.
Una vez tienes las listas elaboradas, se trata de hacer parejas, trios, cuartetos entre elementos de listas diferentes.
Así, si haces parejas de,
- Algo que amas y algo que el mundo necesita. Habrás descubierta una posible misión para ti. Faltaría ver si eres buenx en ello y si podrías ganar dinero con ello. Por ejemplo, me gusta escuchar historias. Sin embargo, aún no he encontrado nadie que me contrate como pubico.
- Algo que amas y algo que eres buenx. Habrás descubierto una pasión. Me encanta ayudar a mis amistades y contactos, y conectarlxs entre ellxs para que puedan crecer y evolucionar. Solo que quizás estaría bien que pudiera cubrir los costes y que eso sirviera para algo.
- Algo que eres buenx y por lo que te pagan. Eso es una profesión. Trabajé de vendedor en una multinacional del sector deporte y se me daba bien. Solo que necesitaba conectarme con lo que amo hacer y sentir que cubría una necesidad.
- Algo por lo que te pagan y algo que el mundo necesita. Eso es una vocación. Por ejemplo mi profesor de percusión. ¡El mundo necesita música!
Si empiezas a hacer tríos, la cosa se pone interesante,
- Amas – Eres buenx – Te pagan. Un mix de profesión y pasión. Tendrás un sentimiento de satisfacción, aunque quizás te falta sentir que todo esto tiene un sentido. Que sirve para algo.
- Eres buenx – Te pagan – Cubre una necesidad del mundo. Un mix de profesión y vocación. Habrás encontrado una sensación de comodidad, aunque quizás extrañarás ese fuego y fuerza que se siente cuando haces algo que amas.
- Te pagan – Cubre una necesidad del mundo – Lo amas. Un mix de vocación y misión. Te genera complaciencia y entusiasmo, aunque combinado con mucha incertidumbre porque no destacas en ello.
- Cubre una necesidad del mundo – Lo amas – Eres buenx. Un mix de misión y pasión. Tendrás asegurado el disfrutar con la actividad y te sentirás realizadx, solo que faltará que te paguen para poder abonar facturas, etc. Por ejemplo, me apasiona organizar eventos TEDx. Solo que al ser voluntario, no cobro. Por tanto debo buscar otras vías de ingresar dinero y gestionar el tiempo. O ser pobre y feliz. 😉
Y cuando haces un cuarteto… ¡ikigai!
Otra manera de empezar a buscar este ikigai sería preguntarte: ¿qué harías si el dinero no fuera un problema? O bien, ¿para qué quieres levantarte cada mañana a las 7 PM? (o a la hora que te levantes tú).
El ikigai es moldeable y puede variar a lo largo de los años. No es lo mismo encontrarlo con 30 que al ser mayores y con muchas más experiencias. E incluso puede ser que encuentres más de un Ikigai. Encontrar tu ikigai no es fácil, requiere de paciencia e introspección. Hay personas que tardan meses y otros que lo saben desde su infancia. Y otras que no lo encuentran nunca, ya que solo logran determinar tríos. Y no pasa nada. Ser capaz de determinarlos ya es un gran paso. Quizás aún no es el momento de descubrir tu ikigai porque te falta experiencia y/o conocimientos. Por ejemplo, quizas de pequeño querías ser astronauta y ahora has descartado ese ikigai de jueventud.
Beneficios del ikigai
El ikigai te permite levantarte cada mañana cargado de energía, optimista y afrontar tu vida sintiéndote plenx y satisfechx.
Como el camino de hacer tu idea realidad no es fácil, el ikigai te te anima a esperar con ganas el futuro, pese a que en el presente lo estés pasando mal. Es decir, aumenta tu resiliencia y esperanza.
Y por supuesto, si alguien vive una vida plena, se levanta con energía, optimista, es feliz, vive con esperanza, etc. es lógico pensar que su sistema immune estará más fuerte y será una persona con buena salud. De hecho, en un estudio en Japón se analizaron más de 43.000 mayores a lo largo de 7 años. Al finalizar descubrieron que aquellas personas que vivieron más y con menos enfermedades eran aquellas que tenían un ikigai. Tenerlo les ayudaba a vivir felices, sin agobios y sin estrés.
Si quieres que te ayude en el proceso de determinar tu ikigai, de reinventarte y pasar de la idea a la acción, contacta conmigo. Amo ayudar a las personas a descubrir su talento y comunicarlo al mundo.
¡Seguimos!