«El aire y el agua son dos elementos esenciales para la vida. A día de hoy, se han vuelto grandes bolsas de basura.»

ecologiaverde.com

Según el mapamundi elaborado por Ethic sobre basura marina, cada año arrojamos a los océanos «entre ocho y doce millones de toneladas anuales de plástico procedentes de residuos mal gestionados: un cuarto se queda en la playa, otro flotando y el resto en el fondo marino.»

Lo que antes parecía una leyenda, una immensa isla de plástico flotando por las aguas del mundo, es hoy una realidad. De hecho, el descubridor de la Gran Isla de Basura del Pacífico, Charles Moore  ya nos habla de los peligros de los plásticos en la fauna marina en su charla TED sobre las mares de plásticos.  Además de las muertes en la fauna que provocan los plásticos más grandes (tortugas ahogadas al ingerir bolsas de plástico que confunden con medusas, pájaros que mueren al ser atrapados por las anillas de plástico de las latas de refrescos y cervezas, etc.), los microplásticos ya forman parte de la cadena atrófica. En este artículo de National Geographic  nos muestra como organismos de 3 mm. ya muestran microplásticos en su organismo. Es decir, que como somos lo que comemos y encontrar un pescado salvaje sin microplásticos es cada vez más complicado, parte de esas toneladas de basura que arrojamos anualmente nos es devuelta y pasa a integrar nuestro propio cuerpo. Y en este reporte de Ciel.org nos muestran efectos de los plásticos sobre nuestra salud.

Además es necesario considerar que los océanos producen, según la COP25 de Chile, el 50% del oxígeno y absorben el 25% de las emisiones de CO2 . Por tanto, la destrucción de los ecosistemas marinos afecta de forma directa a la calidad del aire que respiramos. Podríamos decir que la basura que arrojamos ahoga al Planeta y, por tanto, nos estamos suicidando. Y no solo eso, ya que la destrucción de los ecosistemas afecta a la vida de 3.000 millones de personas que viven gracias a la biodiversidad marina y los recursos costeros, generando un negocio de más de 3 billones de dólares (un 5% del PIB mundial).

Por todo esto no es de extrañar que preservar la vida marina sea uno de los objetidos de desarrollo sostenible fijados en la Agenda 2030.

¿Y qué se está haciendo?

«Una de la grandes amenazas del Planeta es la creencia de que alguien vendrá a salvarlo.»

Además de la labor de conscienciación de diferentes organismos sobre el efecto de los residuos en la mar, hay personas y empresas que han pasado a la acción.

Por ejemplo, Maria Damanaki nos muestra esta propuesta en esta charla . Se basa en refinanciar la deuda de regiones costeras a cambio del compromiso de protección de la vida marina. O la empresa que ha creado un material alternativo al plástico. También la creación de moléculas que degradan el plástico y facilitan su reciclaje. O la propuesta de la empresa Ecoalf de generar moda con el plástico recogido en los océanos. Y la empresa Tapp Water que nos propone su filtro para evitar comprar agua embotellada.

También hay empresas que han empezado a reducir la emisión de plástico y residuos. Desde productos que se venden a granel en lugar de bolsas de plástico o la desaparición de anillas de plástico.

Sin embargo hay tres puntos que considero clave para lograr el objetivo de sobrevivir como especie y como Planeta,

  1. Comunicación para transformar consciencias. Desde promover el reciclaje, mostrar los efectos de los plásticos como guantes que podemos ver arrojados en caminos de montaña o las calles (acaban tarde o temprano en el mar), cortar las tiras a las mascarillas para que si acaban en el mar no sean un peligro para la vida marina, exigir transparencia en los datos de reciclaje de nuestra comunidad, etc.
  2. El plástico no es el enemigo. Javier Peña, me dijo esta frase en mitad de una charla en que yo defendía el #PlasticFree siempre. Javier me argumentaba que el plástico es solo un material y, en algunos casos y aplicaciones, es el más óptimo. Se trata de evaluar si podemos ofrecer nuestro producto/servicio elimando el plástico por otros materiales reciclables, la huella de carbono total, la dificultad en la gestión de residuos, la posibilidad de reciclaje, etc.
  3. El cambio empieza en ti. Desde ir a comprar con bolsas de tela, reciclar los plásticos que empleamos, elegir productos no envasados con plástico, arrojar los guantes y mascarillas en los contenedores apropiados en lugar de la calle, recoger la basura que encontramos en la naturaleza cuando disfrutamos de ella, etc. Y por supuesto, si tienes infuencia en tu empresa, reducir el uso de plástico, evaluar la huella de carbono total, intentar que la responsabilidad social se viva en el día a día de la organización, etc.

Como muestra el reloj en New York respectro al cambio climático, el tiempo para actuar y salvar el Planeta se agota. Y si bien no solemos considerar la salud de la mar porque no vivimos en ella, es necesario que contemplemos que todo es uno. Y que tus acciones en la tierra, tienen repercusión en la mar y, a su vez, en el aire que respiras.